Solo nuestro álito quedará
disipado por la fría niebla que desenmascara los sueños,
"Me recordaras para siempre", resuena como adolescente quimera
cerca de ningún rincón, nostalgia de la propia palabra.
Apagar del corazón el hiriente pinchazo del deseo,
sentir la tristeza como mira el ocaso un perro abandonado,
saborear el viento que entre mi frondoso pelo pasaba y
expulsaba a largos ratos mi tristeza y la música, que,
en un baile me hacia crecer a cada momento vivido.
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