domingo, 16 de febrero de 2014

Las Alas de Icaro

El reflejo anaranjado de la tarde incidía en sus pupilas el día que la beses, sus ojos se entreabrían iguales a los míos, intentando ser consciente de la realidad.
Su piel aquel día era fría pero la calidez era única, ¿me sentía feliz?...
Cuando la besaba sabia que no era un sueño, no dejaba volar mi corazón, tenia miedo que sus alas al igual que las de Icaro se derritieran al volar cerca del sol...
Cuando ha pasado el tiempo y ya no veo el reflejo anaranjado de la tarde en sus rostro en cierta forma me maldigo por no haber volado cuando debía.
Uno permanece en los recuerdos, parece inevitable, me siento como un melancólico eterno que solo valora el pasado, y siento la brisa el sabor y el olor de lo que fue cuando es tarde.
El que siente el cariño y la delicadeza, la sonrisa y el sol en su pelo, cuando ni su pelo ni el cariño de su sonrisa están.

De alguna forma me gusta ser así, siento que tengo mil momento que describir, quizá ahora con mas intensidad...