Su mirada fija en quien le suplica, ha visto las injusticias y la muertes, de aquel niño que se fue muy pronto o de aquel anciano solitario; de mil guerras y de sangre en sus ropajes; de la peste y la hambruna; de un rey confidente y un pueblo pobre.
Los niños han envuelto de flores su habito y huele a lavanda, lilas y nardos, flores que se marchitaran,olores que desaparecerán, incluso él de duro mármol hecho, algún día...
Pero, los deseos, los sueños y las oraciones jamas se irán.
Cuando su fría escultura fue abandonada, el polvo cubrió por entero su semblante y sus rasgos su suavizaron escondidos entre la arena que arrastra el tiempo. Las flores cubrieron sus hendiduras y asomaron pétalos por sus ojos. El rosetón desvencijado dejaba entrar la nieve en invierno... el santo espero mientras el mundo seguía girando, en su pedestal se lee: " Claridad en el cielo, silencio en la tierra".